Lo que sea


Fernando Gamboa contó alguna vez la siguiente anécdota.

Un día antes del clásico con Central por el Apertura de 1990:

“Era domingo después de la siesta (el partido se jugaba el lunes). Yo estaba en el pasillo, jugando con un pacman y se me acercó Bielsa. Me miró y me preguntó si tenía ganas de jugar, si estaba ansioso porque llegara el momento. Yo, a todo esto, seguía jugando, hasta que de pronto me dice:

- Pará, mirame, te estoy hablando

Dejé de jugar y le contesté:

- Tranquilo, profe, ¿qué pasa?

Me vuelve a mirar fijamente y me pregunta:

- ¿Qué daría usted por ganar este clásico?

- Todo, absolutamente todo, soy capaz de trabar con la cabeza- contesté.

No le satisfizo la respuesta y me dijo:

- Más, hay que dar más

- ¿Algo más? ¿Le parece poco?

Fue entonces que me mostró la mano y me dijo:

- Si me aseguran ganar, me dejo cortar este dedo”.

Ladren lo que ladren los demás


Este es un fragmento de una charla que Marcelo brindó a chicos de entre 13 y 17 años del Colegio Sagrado Corazón, de Rosario, cuando el Loco ya era técnico del Seleccionado. El había puesto como condición que no hubiese prensa, pero por suerte, sus dichos se conocieron.

Bielsa y su forma de asumir los fracasos. Una lección para aquellos que creen que ganar lo es todo.

"Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuanto compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando."


Nada más que agregar. Allá ellos. Nosotros, con el Loco.

Que explotaba


A Marcelo Bielsa, la barra de Newell´s lo respetaba muchísimo. Y no sólo por los éxitos deportivos que el Loco había conseguido dirigiendo a dicha institución.

Una noche, ya entrada la madrugada, la barra de Newell´s lo fue a buscar a Bielsa a la casa, luego de que el equipo perdiera un partido de la Copa Libertadores por varios goles. Y el Loco (no por nada lo llaman así), lejos de esconderse, los salió a correr con una granada.