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Bielsa estaba compenetradísimo dando indicaciones y recomendaciones. Tiraba conceptos uno detrás del otro. Sin parar. Nombraba, sin tutearlos, a Pochettino, a Zanetti, a Redondo, a Sensini, a Ayala... Pero con Vivas, pobre, se le generó una laguna. Casi un océano. De golpe, en medio de un trabajo a todo ritmo, paró todo. Se dio vuelta, con cara seria, y le preguntó: "Vivas, ¿cómo se llama usted?". Nelson contestó con vergüenza.